jueves, 13 de febrero de 2014

SE EL MEJOR AMIGO...

Todo mundo quiere tener un amigo, pocos se toman el papel de ser uno de verdad.

Cuando llega la soledad contamos con los dedos los que son verdaderamente nuestros amigos. Nos preguntamos porque ese vacío en el corazón, sobretodo, cuando hemos sido generosos y no recibimos lo que esperamos a cambio. Aunque siempre es mejor dar sin esperar nada a cambio, al final necesitamos recíprocidad y muchas veces, nos callamos esta necesidad.
Es el día del amor y la amistad, tiempo de pensar si nos hace falta dar algunos pasitos para acercarnos más a los demás,ó si estamos en un duelo por acontecimientos que nos alejan y hacen sentir que no vale la pena ese esfuerzo. ¿Para que valdría la pena saludar, sonreír, decir palabras amables,además de la cortesía y dar sin esperar?¿En realidad esperamos una recompensa? Ó podemos ser como Jesús que fué traicionado por sus mejores amigos, y aún así, se dió entero por ellos y por la humanidad solo por amor?

¡De verdad que nos dejó un gran reto El Señor para poder ser discípulos suyos!
Él mismo nos dijo: El que quiera seguirme que tome su cruz y me siga. Hoy día, hay tanta necesidad de afecto, que se mira en los ojos de las personas que tenemos cerca, y si fuéramos conscientes de todo lo que nuestra atención,nuestro tiempo, amor, oración y dedicación puede lograr, el mundo sería diferente. La paz de Dios reinaría en el mundo con mayor plenitud.
Tal vez, el Papa Juan Pablo ll tenía razón, tenemos miedo... Y repetidas veces nos decía: “No tengais miedo... Es verdad, cuando estamos resentidos por alguna razón, no podemos ver que el miedo a no ser lastimados, no nos hace libres, al contrario.

Dejémonos amar por Dios, seamos verdaderamente libres, amemos sin miedo a ser lastimados por los demás, que la mayor recompensa de dar, no es la recíprocidad, sino estar satisfechos de haberlo dado todo por alguien. Que aunque ese alguien no pueda comprendernos aún, nos hace felices sin saberlo. Porque algún día,también comprenderá que solo dándose uno mismo, se puede cosechar como fruto, la verdadera felicidad.