viernes, 8 de febrero de 2013



Un gran regalo: ser hijo de Dios descúbrelo!

En el momento que nos bautizaron, recibimos la gracia santificante, y hacerlo conciente y vivirlo cada día es nuestro mayor reto.  Si pudieramos tener un ejemplo claro de como poder vivirlo y traspolar a la vida humana, nuestra relación con Dios , pudiéramos decir que hicimos un trato, acuerdo, pacto, compromiso. Con respecto a esto, a mí me gusta mucho la palabra alianza. Y si decidimos servirle, trabajar para su viña para que muchos le conozcan, hablando en este sentido,"humano-divino", tal vez, pudiéramos decir que tenemos un contrato laboral con Él. Y que Él es nuestro jefe y capitán de nuestro barco.


Sólo que si no tenemos bien puestos los lentes, algunas veces no alcanzamos a ver las "letras chiquitas del contrato". Un ejemplo de esto, es en el caso de los matrimonios; la alianza que hacemos cuando estamos en el altar y nos decimos el uno al otro : “Prometo serte fiel, en lo próspero, en lo adverso, en la salud y la enfermedad, y amarte y respetarte todos los días de mi vida”.  A veces, debido a circunstancias desfavorables en la vida, comprometernos con nuestra pareja resulta difícil, y si recordamos nuestro compromiso de amar a Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, en ocasiones también nos resulta difícil ser fiel.


Como decía... en “las letras pequeñas del contrato” vienen especificadas las cosas que a veces no nos gusta hacer. Como perdonar por ejemplo. Todo esta bien y muy bonito, pero cuando las cosas nos salen como no esperábamos, existe el conflicto... Digo, no es una ley;en ocasiones nos es más fácil la aceptación de la realidad que vivimos, sin embargo, hay veces que...¡Cómo duele! Y como duele tanto, se nos olvida que somos hijos de Dios y que nos ama. Como al corregir a nuestros hijos, la verdad no sé que duele más si corregir a los que más amas o ser tú el corregido.



 Tal vez, sea doloroso cuando nos corrigen pero si vemos más allá de ese doloroso momento que vivimos, podemos esperar obtener el beneficio de esperar  la recompensa en Dios. Y muy probablemente,no vayamos a cumplir con nuestras expectativas más deseadas, pero al menos si logramos aprender a obedecer sus mandatos, que están dirigidos todos a una mejor vida para nosotros, lograremos estar en paz, dejándole a Dios nuestro problema, abandonándonos a su voluntad.