martes, 19 de marzo de 2013

¡He ahí un momento feliz!

Asi como todo ocurre para nuestro propio bien y para aprendizaje en nuestra vida,los momentos  que dejan huella y se van mezclando en el tiempo, con sucesos nuevos; van codificando en nuestra alma, una clave secreta, que podemos descifrar através de nuestras propias emociones y reacciones ante los sucesos que a nuestra percepción pueden ser buenos o malos, pero que tienen un sentido:despertarnos al autoconocimiento de nuestra propia verdad,la verdad de nuestra historia. Del para qué fuimos formados y el porqué de nuestro existir.

Nuestra inteligencia unida a nuestra alma y a nuestro corazón, pueden descifrar esa clave secreta, en su momento… No antes, no después… Solo si estamos atentos , podemos abrir esa puerta hacia un lugar dentro de nosotros mismos que nos produce paz, estabilidad, conocimiento y dominio de sí. Sólo si estamos preparados para recibir ese gran milagro podemos sanar, ser libres y al fin entender un poco el lenguaje del verdadero amor que existe adentro de nosotros.  Ese amor que solo se experimenta cuando un pequeño impulso que late en nuestro corazón nos lleva a pensar en la posibilidad de un acto de generosidad  hacia el ser amado.  Y a hacer cosas que antes de ese momento pensamos que no podríamos alcanzar a realizar.  Poco a poco ese impulso va creciendo y logrando sacarnos de nuestra comodidad establecida.

Solo si dejamos escapar nuestro suspiro ahogado por nuestro propio miedo a amar y a sentirnos vulnerables, solo si tenemos fé en que las cosas pueden cambiar, descubriremos que existe dentro de nosotros mismos una pequeña llama ardiente que puede iluminar toda la obscuridad en nuestro ser,  que se traduce en desolación,miedo, angustia,tristeza, disfrazada de: todo está bien, nada me hace falta, lo tengo todo. Todos estos mecanismos de defensa, todas estas murallas que impiden a los que están a nuestro alrededor vernos como somos realmente, pero que Dios conoce perfectamente, también nos impiden tener visibilidad más allá de nuestras fronteras, nos impiden ver un lugar donde todas las promesas se cumplen, todos nuestros anhelos de felicidad y todos nuestros sueños tienen respuesta, tienen un para qué…

“Pues Yavé es quien te introduce a esa tierra buena, tierra de arroyos y vertientes,de aguas subterráneas que brotan en los valles y las montañas…(Deuteronomio 8,7).




¡Es increíble que tengamos miedo a ser felices, que sintamos que hemos agotado todas las posibilidades a encontrar esta tierra buena que nos espera! Todos tuvimos algún momento de felicidad, al cual podemos recurrir con nuestra memoria para reconstruir esta esperanza a ser sanados a ser libres… ¡O también podemos hacer uso de la imaginación! Indudablemente, si estamos vivos es gracias a Dios y a  que una mujer nos tuvo en su vientre mientras estuvimos preparándonos , alimentándonos y formándonos para salir al mundo. ¡ He ahí un momento feliz!

Elsy Acatitla.