Definición de Autoridad
La autoridad es el poder que tiene una
persona sobre otra que le está subordinada, con el fin de orientarla a su
desarrollo, como el poder de los padres sobre los hijos o el de los maestros
sobre los alumnos. Solo en sentido positivo puede hablarse de verdadera
autoridad, es decir, cuando ella se ejerce con la disposición de presentar al
otro una ayuda.
En la familia, la autoridad corresponde a
los padres En este sentido, la autoridad
es una influencia positiva que nutre la libertad de cada hijo y de la familia,
y que apunta decididamente a la mejora de la sociedad.
Muchos padres de familia se abstienen de
dar las órdenes por miedo a equivocarse.
La autoridad es un servicio que implica el poder de decidir y de
sancionar; es una ayuda que consiste en dirigir la participación de los hijos
en la vida familiar y en orientar su creciente autonomía, responsabilizándolos.
“La autoridad es un
componente esencial del amor”.
Ser exigentes con cariño, serenidad y buen
humor, supone una serie de virtudes en los padres. El buen humor permite
colocar en los hombros de una persona su propia responsabilidad, sin
aplastarla. Se apoya en el optimismo y en la capacidad de ver, en primer
término, lo bueno y lo positivo y en apoyarse en ello para la educación de seres
perfectibles.
Entre las dificultades que encuentran los
padres de familia para ejercer su autoridad podemos encontrar la falta de
energía y de constancia, la tolerancia a las frustraciones y la ausencia de
serenidad y de capacidad de decisión.
Una persona puede ser vacilante, indecisa,
rígida, incongruente. Todas estas limitaciones afectaran su decisión para
ejercer su autoridad.
Las consecuencias de estas y otras
posibilidades limitaciones personales es que hay padres de familia que, en
el obligado ejercicio de su autoridad,
abdican, actúan con miedo, violentamente y no de un modo sereno y permanente,
lo cual les impide ser oportunos, reconocer los problemas de sus hijos y, sobre
todo, ayudar a la mejora de los demás mediante la previsión.
El ejercicio arbitrario de la autoridad
(autoritarismo) no parte de las
necesidades concretas de mejora de cada individuo, sino de los gustos, del los
prejuicios y, a veces, de las manías de los padres.
Dada la rebeldía que genera este tipo de
autoridad, a menudo conduce a su propia crisis, es decir, al abandono de su
ejercicio.
Existe una modalidad del autoritarismo:
el paternalismo o la sobreprotección, que se caracteriza por querer sustituir al hijo en su pensamiento, en su
decisión e incluso en su acción, en lugar de orientarlo, comprenderlo y exigirle
de acuerdo con sus posibilidades.
Siete pecados en el ejercicio de la autoridad:
· La
Imposición y Autoritarismo.
· La
posesividad.
· La
manipulación.
· La
sobreprotección.
· El
atropello.
· La
incongruencia y la inconsistencia.
· La
indiferencia y la permisividad.
Siete principios básicos en el ejercicio de la autoridad:
1. Todo acto de autoridad tiene por
fuente el Amor y el Servicio.
2. La respetabilidad y eficacia de los
padres depende de su autoridad moral.
3. Los padres han de procurar siempre
persuadir: convencer implica renunciar a vencer.
4. Los padres consideran que tienen
prohibido: prohibir por prohibir.
5. El ejemplo es una orden silenciosa.
6. La autoridad debe ser siempre: “Suave
en el modo y firme en el fondo”.
7. La autoridad paterna debe favorecer
siempre la Auténtica Libertad.
8.
Libertad
que implica:
·
Desarrollo
de la responsabilidad plena frente a nuestros actos.
·
Autonomía
y autogobierno en la conducta.
· Desarrollo
de la autosuficiencia integral para cumplir la misión personal en la vida.
Actitudes
que obstaculizan el desarrollo de la autoconfianza en los hijos.
1.-
Expectativas negativas.
2.-
Objetivos muy altos.
3.-
Ambiente de competencia.
4.-
Incongruencia.
Actitudes
que facilitan el desarrollo de la autoconfianza en los hijos.